Nota realizada por I.Profesionales.com a la Dra. Cecilia Kligman, entre otros.


Por la «inflación de títulos», el MBA se convierte en una obligación para la carrera profesional.

«Así lo aseguran los expertos en educación ejecutiva consultados por Campus -iProfesional.com.
Afirman que el título marca la diferencia entre quienes dirigen procesos parciales y quienes lideran negocios.

Cursar un Maestría en Negocios (MBA, por Master of Business Administration) es una propuesta más que tentadora para todo aquel profesional que ambicione una carrera dentro del mundo corporativo.

Sin embargo, al considerar seriamente el desafío, los candidatos se encuentran con un escenario complejo. En principio, el costo de realizar un MBA en las mejores escuelas de negocios de la Argentina se encuentra en un rango de entre $85.000 y $120.000 anuales.

Si bien se imponen en la oferta las modalidades part-time, incluso éstos programas requieren una dedicación promedio de entre 10 y 14 horas por semana sólo de cursada -sin incluir trabajos en equipo, horas de estudio y exámenes-, que el ejecutivo restará de su trabajo y de su tiempo libre.

¿Por qué entonces realizar la inversión de tiempo y dinero para posicionarse mejor en el campo laboral a través de una maestría en negocios? «No es sólo conveniente sino imprescindible hacerlo, porque el conocimiento se multiplica cada vez más rápido, y la formación que recibimos no nos ofrece conocimientos básicos para enfrentar la realidad del mundo de los negocios», respondió Rubén Rico, director de la Maestría en Marketing Estratégico de la Universidad de Ciencias Económicas y Sociales (UCES).

En la misma línea, Horacio Meléndez, director del MBA de la Universidad Católica Argentina (UCA), contestó: «La globalización y el entendimiento del cambio de paradigmas requiere una preparación mas elevada para su comprensión y especialmente, su anticipación, que no brindan las carreras de grado». Marcela Lomba, directora del MBA de la Universidad de San Andrés (UdeSA) fue más lejos y aseguró: «Por la «inflación de títulos», el MBA ya dejó de ser un programa de especialización para diferenciarse en el mercado laboral, y pasó a ser un «must have», casi una obligación si se quiere progresar en una carrera corporativa».

«Tiene que ver con la apertura de mente y de conocimientos que se debe lograr para dejar de ser un ejecutivo que se ocupa de una parte de un proceso de una empresa para pasar a dirigir< negocios», coincidió Gustavo Genoni, director del MBA de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT).

Es por eso que las compañías perciben que el «MBA puede ser un programa ideal para incorporar conocimientos de management para aquellos que provienen de disciplinas alejadas a la administración, fundamentalmente para desarrollar habilidades gerenciales sin importar sus conocimientos previos», apuntó Juan Cruz Lozada, director de UADE Business School.

Creatividad y negocios.

Según Lomba, el valor clave de la Maestría en Negocios radica en que «contribuye a estandarizarherramientas de análisis, conceptos, modos de razonamiento, incluso lenguaje. Así, cuando en una reunión entre ejecutivos se menciona determinada matriz, fórmula o modelo, el MBA garantiza que todos los interlocutores entienden de que se trata. Quien no lo sabe se queda afuera».

Sin embargo, más allá de esta estandarización de conceptos, no faltan quienes destacan que la función intrínseca del MBA es precisamente entrenar a los ejecutivos a pensar más allá de los estándares. «Las carreras de grado no califican para un puesto de mando medio o gerencial. Sus planes son demasiado rígidos, anclados en la lógica. Mientras que la actividad directiva o gerencial es por sobre todo creativa», opinó Rico desde la UCES.

«Las maestrías de negocios sirven para cambiar la cabeza de los empresarios, que de lo contrario continúan en el esquema lógico y rígido de las escuelas de grado, que los lleva a aplicar el mismo enfoque siempre con el mismo resultado», agregó.

No por nada, «los alumnos que ingresan a las universidades se plantean desde el comienzo cómo pueden articular la formación que recibirán con un posgrado o MBA», afirmó Cecilia Kligman, presidenta de la Asociación de Profesionales de la Orientación de la República Argentina. «Los alumnos aspiran a cierta continuidad, que el esfuerzo les otorgue algo más», agregó.

«En ese sentido -continuó Lomba, de UdeSA- un MBA bien diseñado tratará de acompañar el proceso de crecimiento personal de cada individuo, abordándolo de diferentes maneras, y en muchos sentidos, hasta donde cada participante quiera llegar.» Por caso, en esta universidad dicen enfocar su programa de MBA en incentivar la capacidad creativa a través del emprendedorismo. «Arremangarse y salir a enfrentarse con la realidad, eso es ser emprendedor. Se pueden emprender proyectos en todos los ámbitos: un start-up, una multinacional existente, una empresa familiar, una ONG, o una dependencia del Estado», aclaró el académico.

Rico asegura que el mayor intangible de las escuelas de negocios es que «permiten desarrollar el talento humano, porque están abocadas a la innovación». Es por eso que para este docente la necesidad del MBA no se agota en los alumnos, sino es que es un requisito también para las organizaciones.

«Los negocios son cada día más complejos, con una multiplicidad cada vez mayor de procesos, y por ello la mera experiencia no alcanza. A la vez, las empresas no tienen tiempo para esperar que las personas ganen por experiencia lo que pueden ganar por educación», opinó Genoni. «Un ejecutivo no puede atravesar todas las áreas de la compañía para llegar a ser el día de mañana un directivo regional o un gerente general. Además así sólo aprendería cómo se hacen las cosas en esa empresa y no tendría un conocimiento general de la actividad», explicó el directivo de UTDT.

En este marco, los MBA Ejecutivos o part-time «son los que mejor responden a la necesidad de los profesionales de incorporar conocimientos y habilidades sin descuidar su fuente de sustento, y también a la necesidad de las empresas de fomentar el perfeccionamiento de sus cuadros técnicos a través de programas dictados por escuelas de negocios, antes que recluirse en programas in-company o recurrir la búsqueda de las competencias faltantes fuera de la empresa», dijo Lozada.

Sin embargo, «algunos empleadores temen invertir en capacitar a alguien que luego termine por abandonar la empresa», sugirió la directora del MBA de la UdeSA. «Pero en muchos casos, la empresa que contribuye a la formación de un novel gerente con potencial de liderazgo, le está diciendo que confía en él. Cuando este voto de confianza va acompañado de un honesto y continuado diálogo sobre la promoción hacia tareas de mayor responsabilidad, y la empresa honra su compromiso, el MBA opera más como un motor de retención del talento que de expulsión», apuntó Lomba.

¿Cómo elegir?
Pero, ¿cuáles son los factores que los expertos recomiendan tener en cuenta para la elección del MBA? «Los aspirantes frecuentemente valoran la calidad de la institución que lo dicta y sus metodologías de enseñanza/aprendizaje, el perfil de los profesores, los convenios con universidades del exterior y el impacto del programa sobre su empleabilidad», aseguró Lozada.

Pero aclaró también que, «lamentablemente, muchas veces no consideran aspectos no menos importantes como la cultura y los valores de la organización en la cual pretenden continuar sus estudios, así como el perfil de quienes pueden ser sus compañeros durante el período de estudio».

«Algo que se pide cada vez más es que el título tenga validez en otros países. Incluso se busca la posibilidad de contrastar la práctica con la experiencia mediante un viaje a algún destino alejado del lugar de origen», afirmó Kligman, quien además es coordinadora de la carrera de Posgrado de Especialización en Orientación Vocacional y Educativa de la Universidad Tres de Febrero. «No hablo sólo de quienes viajan al exterior, sino de que alumnos del interior quieren venir a la Capital Federal y viceversa. Buscan es que el título les permita moverse en un mundo que trasciende las fronteras del país», completó.

Para Lomba, «un MBA debería preparar el «mindset» para esta exposición en el mundo. Es importante asesorarse acerca de cómo cada institución refuerza este aspecto: a través de convenios de intercambio con escuelas de negocios de otras latitudes, con profesores extranjeros, o con el uso de casos no sólo nacionales».

Otro factor a tener en cuenta sobre la formación ejecutiva en la Argentina es que la tendencia que se impone a paso firme es la de las modalidades de medio tiempo de cursada. Sucede que, a diferencia del escenario en otros países, en las escuelas de negocios locales todos los cursantes trabajan, porque los posgrados son arancelados y aunque se gestionen becas no resulta sencillo solventar la inversión.

«La exigencia es alta, e incluso cuando sólo hay que cursar seminarios intensivos full time, la dedicación horaria completa por unos días es agotadora», afirmó Kligman.

No obstante, esta característica podría resultar beneficiosa para el alumno. «Desde una mirada psicopedagógica, es más favorable porque el exceso de información en poco tiempo es poco asimilado, llega un momento en que la persona se satura y no hay más atención disponible», concluyó la especialista.»

volver